“En el registro civil un guardia de seguridad me regaló un dólar y desencadenó una ola de generosidad que le cambió la vida”.
Hay quienes creen que el destino está escrito, pero tal vez, la vida nos ponga en el camino de otras personas para ayudarlos desde nuestra sencillez. Recuerdo que el viernes 5 de marzo acudí al Registro Civil del parque California en Guayaquil, para pedir el acta de nacimiento de mi hija, con el fin de renovar mi cédula.
Al llegar hice una fila fuera del edificio y luego otra para que me den un turno, al momento de pagar para el documento me di cuenta que me faltaba un dólar para completar los seis requeridos.
El cajero no me lo quiso adelantar, aunque le propuse dejar mis documentos en garantía. Me dirigí desesperado a la puerta de salida:
-“Señor guardia, ¿hay un cajero cerca?”
-“Sí, pero está a diez minutos y ya mismo vamos a cerrar las puertas”.
Qué cara habré puesto que al momento de terminar la frase: “¡Y pensar que solo me falta un dólar!”, el guardia me extendió la mano con la milagrosa moneda.
Su gesto me sorprendió y me conmovió tanto que no supe cómo reaccionar. Solo le dije gracias, pagué y me dieron el documento.
Al salir conversé con él. A pesar de tener una mascarilla se adivinaba un rostro amable, su voz era pausada y su conversación amena.
Intercambiamos pocas palabras. Solo alcancé a pedirle su nombre y su dirección para hacerle llegar un obsequio. Nos despedimos con una foto y ya en mi carro, cogí mi celular y puse este mensaje en twitter adjuntando la foto:
“Estoy en el registro civil del parque California. Al momento de pagar por la certificación de un documento me falta 1 dólar. El guardia de seguridad me ve desesperado y me lo da. Se llama Edison Rosado Mera. ¡El Registro Civil tiene un empleado de primera!”.
A los pocos minutos el mensaje se viralizó y Edison recibió felicitaciones masivas de ecuatorianos dentro y fuera del país. Su cuenta que contaba con 10 seguidores se puso de moda en instantes.
Regresé el lunes al Registro Civil y conversamos un poco más. Me contó que había nacido en Bahía en una cuna humilde, que había sido lustrabotas y vendedor de lotería. Desde hace 16 años vive en Monte Sinaí. Hablaba mucho de Dios, de su esposa Jéssica y de sus hijos Bryan y Ariel. Para él los estudios eran muy importantes y me detalló que estaba culminando sus estudios en idiomas extranjeros y que quería luego seguir la carrera de jurisprudencia. “A mi esposa también le dije que tenía que terminar sus estudios, ya pronto mi amor se graduará de bachiller”, acotó.
Ese mismo día puse otro tuit detallando mi conversación con Edison y añadiendo: “¿Qué tal si le regalamos una laptop a Edison para que estudie mejor?”. Al final del tuit puse el número de su cuenta bancaria. Más de 5.000 likes, poco tiempo después recibió una laptop de parte de la señora Cristina Enríquez Mafla y unas donaciones masivas.
Pero el círculo virtuoso no termina allí. Sin hacerlo notorio, el actual Ministro de Inclusión Social le había escrito a Edison para felicitarle.
-“Yo fui director del Registro civil por casi 2 años, por eso me llegó tanto su historia; conocí gente buena y gente no tan buena por ello el caso de Edison, me conmovió. Nos da esperanza y me recordó el valor que tenemos los ecuatorianos y de lo que realmente estamos hechos. Aunque en los últimos meses hayamos visto cosas atroces, aún hay una luz”.
El día siguiente, Vicente Taiano González le daba un nuevo trabajo. “Va a desarrollar capacidades completamente distintas a las que venía ejerciendo como guardia de seguridad. Será funcionario del MIES en el área que él prefiera desenvolverse, puede ser tema educativo o administrativo porque estudia idiomas”, me contó.
Un giro del destino, que empezó por un dólar. Hoy Edison Rosado está trabajando en el MIES y demostró que el corazón abre puertas en las situaciones más complejas.
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